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Biblioteca Jóvenes rurales promotores de democracia

Jóvenes rurales promotores de democracia

Jóvenes rurales promotores de democracia

Resource information

Date of publication
Noviembre 2013
Resource Language
ISBN / Resource ID
IPDRS-Diálogos-115
Pages
3
License of the resource

 
La colombiana Laura Marcela Santos mereció el segundo premio en la categoría de artículos del Concurso Alimentos y Pensamientos, Siempre en Agenda –iniciativa aplicada cada gestión-  y que este año 2013 fuera dedicada a la motivadora temática de las “Juventudes Rurales”. En su trabajo, la autora nos muestra el potencial democrático que tiene la participación de las y los jóvenes en procesos de negociación  y manejo de conflictos. Sin duda este es un tema de agenda urgente en las convulsionadas áreas rurales de Colombia pero, al mismo tiempo,  puede ser un método inspirador  para otros países sudamericanos. 
 
Jóvenes rurales promotores de democracia 
* Laura Marcela Santos Gonzales
You must be the change you wish to the see in the World (Mahatma Gandhi)
Los actuales niveles de tensión con los que conviven día a día los y las jóvenes en las áreas rurales en Colombia y los medios que utilizan para la resolución de sus conflictos originan condiciones de vida caracterizadas por relaciones interpersonales poco armónicas y con tendencia a la solución no pacifica de sus diferencias, en las que la ausencia de un verdadero conocimiento de la democracia y la participación ciudadana conllevan factores de violencia generalizada. Esto tiene como una de sus principales consecuencias el rompimiento del tejido social en los ambientes donde estos jóvenes se desenvuelven de manera cotidiana.
Aún se piensa, y a veces hasta se escribe o se dice, que los jóvenes en general y de forma particular en las áreas rurales son individuos pasivos en sus comunidades, egocéntricos, cuya única preocupación está basada en los dilemas propios de la juventud,  debatiéndose en una ardua búsqueda de sí mismos, expresada de diversas formas.  En la mayoría de las ocasiones este importante sector de la población es visualizado como una masa ambigua, que a pesar de luchar por la diferencia, se uniforma con determinadas prendas de vestir, intereses, estilos musicales y similares actitudes. Pero hay otras visiones.
¿Qué son juventud y adolescencia?
Para el investigador cultural Néstor García Canclini las culturas juveniles son expresiones de grupos de jóvenes que se reúnen buscando identificarse en un mundo que continuamente les resulta hostil. Estos jóvenes pertenecen a zonas rurales donde se evidencia una situación económica difícil y bajo nivel educativo; son sujetos en una realidad social, muchas veces conflictiva, con inseguridad, delincuencia, drogadicción, violencia intrafamiliar y violencia escolar. Por estas razones las redes juveniles se convierten en un medio eficaz para construir identidad e imagen social (Las culturas juveniles, Buenos Aires, 1995).
Una necesidad, así puede parecer un intento (aún a veces inconsciente) de estigmatizar o caricaturizar la situación, es ver qué se esconde detrás de las manifestaciones culturales de los y las jóvenes; qué nos quieren decir. Esto requiere hacer un giro en la mirada del observador, que tiene que dejar de lado la contemplación externa que refleja una forma única de interpretación, constructora de una sola verdad y una sola dirección de conocimiento, para pasar al punto de vista del observado y tratar de comprender e interpretar la realidad desde este sujeto, sus construcciones, los significados de su vida y sus acciones.
Un criterio ilustrativo es el que define la adolescencia como un proceso complejo de metamorfosis entre el niño y el adulto, con reglas de juego a las que no puede escapar ningún ser humano y cuyas manifestaciones conductuales varían en forma dramática dependiendo del modelo patrocinado por cada cultura (Guillermo Carvajal, en Adolecer la aventura de una metamorfosis, Bogotá, 1993).
La adolescencia es un período que tiene sus antecedentes en la infancia y con consecuencias en la vida adulta, principalmente en las sociedades y culturas occidentales urbanas. Por ende, la adolescencia consiste más en un proceso y una etapa de transición. Sin embargo, es indudable que los cambios que ocurren en este momento, cuantitativamente, se dan en una proporción acelerada y, cualitativamente, hacen referencia al desarrollo de una nueva organización de la personalidad psicológica y social, acompañada de nuevas necesidades, motivos, capacidades e intereses. Por esta razón, puede resultar útil hablar de la adolescencia como un período diferenciado, dentro del ciclo vital del ser humano.
Autores como Erikson, en Identidad, Juventud y Crisis, Buenos Aires, insisten en que la adolescencia no constituye una dolencia, sino una crisis normativa, es decir una fase normal de incrementado conflicto, caracterizada por una aparente fluctuación de la energía del ego y un elevado potencial de crecimiento. La tarea más importante del adolescente, según este autor, es construir una identidad coherente y evitar la confusión de papeles. La difusión de la identidad puede llevar al aislamiento del joven, a su incapacidad para planear el futuro, a una escasa concentración en el estudio o a la adopción de papeles negativos por simple oposición a la autoridad.
El adolescente busca emoción y riesgo en un intento de expandir y consolidar su autenticidad, mientras tanto como un capullo indaga su realidad social explora todo su universo simbólico. Quiere ser él mismo quien elija cual riesgo asumirá y cual no. El también deseará elegir en qué “brazos” confiar para que lo sostengan: un líder político, su entrenador deportivo, una novia o un novio o el amigo más influyente de su grupo.
Todas las dudas y búsquedas de definiciones del adolescente transitan el terreno de la normalidad y, más allá del éxito o fracaso de sus intentos, usualmente es una tensión beneficiosa para su desarrollo. El joven aprende de los demás y de sí mismo. Pero, he aquí una de las injurias que nuestro tiempo produce en la juventud. El joven se halla en una búsqueda de nuevos objetos extra familiares para experimentar y lucha contra su propia dependencia infantil de las figuras parentales. En consecuencia, pasa a depender en mayor grado de su grupo social y se torna más influenciable en sus opiniones, costumbres y hábitos por la presión que ejercen los medios modernos de comunicación, que muchas veces presentan mensajes adversos, como la violencia exacerbada y el consumo de drogas como oportunidades placenteras y excitantes.
La concepción sobre juventud varía según la óptica desde la cual se hace la definición; si se analiza desde el punto de vista jurídico, la legislación colombiana define el joven como toda persona que se encuentra entre14 y 26 años de edad; desde una perspectiva sociológica la juventud es considerada un momento en la vida de las personas en el que los sujetos se adaptan a la vida adulta. Desde la antropología se considera la juventud como un rito de paso, una etapa intermedia entre la infancia y la etapa adulta. Desde la óptica psicológica, que es la que se toma como punto de partida en el presente artículo, la juventud es entendida como un estado en el cual ocurre la aparición de procesos formativos de la personalidad del individuo.
Por todo lo anterior, el concepto de juventud no es estático sino todo lo contrario, siempre se construye dependiendo del momento histórico y del escenario social y cultural, entre otros aspectos. Para la definición correcta de juventud es importante indagar sobre esos  escenarios.
Juventud y sociedad
La preocupación por la situación de las juventudes rurales no es un tema nuevo. Ya hace más de una década, el sociólogo Raúl Zarzuri afirmaba que las tribus urbanas de las juventudes rurales podrían constituir  una cristalización de tensiones, encrucijadas y ansiedades que atraviesan a las juventudes contemporáneas y constituyen una posibilidad de crear una nueva sociedad, de reeditar un nuevo orden simbólico a través del tejido social cotidiano (Tribus urbanas: Por el devenir de nuevas sociabilidades juveniles, Notas para una aproximación teórica a nuevas culturas juveniles. Última década N 13, CIDPA, Viña del Mar, 1999).
La importancia de los jóvenes en las sociedades contemporáneas es incuestionable, como lo es su creciente participación en los ámbitos de la política, la economía, lo social y, sobre todo, en lo cultural. La mítica antropóloga Margaret Mead, en Cultura y Compromiso, un texto escrito a finales de los años sesenta, estudió la ruptura generacional y dio cuenta del cambio producido por la sociedad moderna en las diferentes generaciones, estableciendo que las rupturas que se han producido en el mundo contemporáneo entre las generaciones adultas y las jóvenes tienen una diferenciación importante.
Día a día, las y los jóvenes se enfrentan a diversos conflictos que viven en todos los entornos en que se desenvuelven, a nivel familiar, individual,  escolar y social. Por ello es necesario analizar las distintas dimensiones de la conflictividad, según la conceptualización  del “triángulo de la conflictividad”, con tres vértices: situaciones, actitudes y comportamientos (Johan Galtung, Tras la violencia, 3R: reconstrucción, reconciliación, resolución. Afrontando los efectos visibles e invisibles de la guerra y la violencia. Red Gernika 6, 1998).
En mi experiencia profesional como psicóloga social y presidenta de la organización Oxigeno social he venido trabajando en diferentes actividades para propiciar espacios de participación juvenil  en los ámbitos de gobierno, salud, educación y vivienda,  donde los y las jóvenes, teniendo en cuenta la Ley colombiana 1098 del Código de Infancia y Adolescencia, se hacen parte activa y democráticamente de los escenarios de promoción  ciudadana, ejerciendo  un rol  decisivo en  las políticas sociales de su región. 
El interés por la participación juvenil fue creciendo hasta llegar  a plantear que los jóvenes sean parte  de los Comités  Departamentales de   Promoción  de los  Derechos  Humanos, por esta razón concluyo en la importancia de  fortalecer la  Red  de Jóvenes en Condiciones Rurales, para que éstos sean líderes y promotores de mecanismos alternativos de resolución de conflictos y democracia en los escenarios de participación ciudadana en el territorio colombiano y latinoamericano.
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* Psicóloga, M.A Universitat de Valencia, docente e investigadora.  Actualmente es presidenta de la  Corporación Oxigeno Social en Colombia. http://independent.academia.edu/LauraMarcelaSantosGonzalez

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