Aplicando el coeficiente de Gini
El trabajo analiza las grandes transacciones de tierras que se hicieron desde 2000 en una de las regiones más golpeadas por los desmontes y la conflictividad social con pobladores criollos e indígenas.
El índice de Gini es una manera de medir la distribución de la riqueza, un valor 0 indica mayor igualdad y, por el contrario, el 1 exhibe la mayor desigualdad. El coeficiente de Gini puede usarse también para medir la desigualdad en la distribución de tierras (IGDT). Según los datos analizados, el Chaco salteño muestra un índice IGDT de 0.72, que indica una gran desigualdad en la distribución de tierras en esa región, aunque no es el peor de Latinoamérica y el Caribe, pues la región tiene un 0.80, y Argentina un 0.74.
Así surge de conclusiones a las que arribaron los investigadores que se encuentran trabajando en el proyecto de Grandes Transacciones de Tierras (GTT), a través de la iniciativa Land Matrix en la región. Ante la oportunidad que da la pandemia y la baja en el ritmo global de estas transacciones atravesadas por una multiplicidad de factores, los investigadores sostuvieron que ven una ventana a través de la cual las políticas públicas podrían apuntar a un mejor reparto de la tierra.
Estas conclusiones surgen del trabajo “Un solo caso de acaparamiento de tierras ya es demasiado”, coordinado por Lucas Seghezzo, quien es investigador independiente del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Energía No Convencional (INENCO) con sede en Salta, y además asesor Científico de la Iniciativa Land Matrix para Latinoamérica y el Caribe.
El trabajo contó con la participación de otros investigadores salteños del INENCO, como Cristian Darío Venencia y Carlos Ortega Insaurralde, y la colaboración de Ariane de Bremond, investigadora del Centro para el Desarrollo y el Ambiente (CDE) de la Universidad de Berna (Suiza) y responsable del Programa Global de la Tierra (GLP).
La desigualdad mostrada a través del índice de Gini es el resultado de la evaluación de las GTT durante los últimos 20 años. Una GTT, explica el investigador, se define como una transferencia de derechos de uso, control o propiedad de la tierra a través de la venta, arrendamiento o concesión; que se inició a partir del 2000 en adelante; que cubre una superficie de 200 hectáreas o más; y conllevó a algún grado de cambio de uso del suelo (por ejemplo, mediante la deforestación de bosques nativos).
En el inicio del siglo XXI en Argentina en general y Salta en particular, las transacciones fueron atravesadas por el impulso de la exportación de la producción agraria y, por lo tanto, la expansión de la frontera agropecuaria. Y si bien se puede observar una tendencia decreciente en las últimas dos décadas respecto del proceso de concentración de las tierras “nuestros resultados también sugieren que, en promedio, los inversores reprodujeron y posiblemente ayudaron a perpetuar la desigualdad de tierras existente con anterioridad”.
Agrega el estudio que “la desigualdad de la tierra en el Chaco salteño y el país seguramente fue preexistente a la mayoría de las GTT analizadas en este trabajo. Por lo tanto, sería erróneo atribuir esta situación únicamente a las GTT cuando el responsable último es, en definitiva, el Estado nacional, provincial o local”. No obstante, en un análisis más político se afirma que “el poder político y económico ejercido por las grandes empresas, ya sean nacionales o transnacionales, posiblemente se amplifica en el Sur global, donde los discursos oficiales a menudo sostienen que sólo las inversiones externas impulsarán las frágiles economías locales y donde las instituciones gubernamentales suelen ser débiles e incluso corruptas”.
Una superficie más grande que Irlanda
El área seleccionada para este estudio de las GTT fue todo el Chaco salteño, el cual abarca un total de 7 millones de hectáreas, una superficie mayor a la República de Irlanda, según grafica la investigación.
El 81% de las inversiones en Argentina son para ganadería y cultivos. El porcentaje en el Chaco salteño sube a 91%. Para los investigadores, esto evidencia “un muy bajo grado de diversificación productiva en las GTT”.
Las transacciones alcanzaron su punto máximo en 2007 y 2011, con picos más pequeños en otros años. Como posible explicación de ese fenómeno, en Salta por lo menos 2007 fue un año crucial ante el impulso de la Ley de Bosques que, una vez en vigencia, suspendió los desmontes hasta tanto la provincia dispusiera el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN). Los investigadores entendieron que la mayor cantidad de GTT en 2011 tuvo que ver con un aumento constante de los precios de los commodities agrícolas (sobre todo de la soja), pues la tendencia de mayor cantidad de transacciones se vio también en otros países.
“Las GTT en el Chaco salteño ocupan actualmente más de 1,6 millones de hectáreas, lo cual representa cerca de un cuarto del área de estudio (22,7%) y más de un tercio (39,5 %) de todas las tierras potencialmente productivas de la región”, sostiene la investigación. Completa la información indicando que esas tierras suelen sufrir procesos de deforestación para fines productivos.
La desigualdad y la conflictividad
Si bien el índice de Gini utilizado da una impresión de la desigualdad en el reparto de la tierra, se ha demostrado que “pasa por alto las desigualdades entre los propietarios de tierras y los sin tierra en un país”. La realidad de los agricultores sin tierra y las comunidades indígenas sin una tenencia segura de la tierra “ni siquiera se consideran en el cálculo”. Por lo tanto, los investigadores piden “cautela” al considerar este índice, dado que “por sí solo difícilmente captará todas las sutilezas de la distribución de la tierra y la desigualdad en un área determinada”.
Casi la mitad de las transacciones realizadas en el Chaco salteño estaban o están relacionadas con uno o más tipos de conflictos socio-ambientales, de los cuales, se identificaron 80 sólo en esta región, en su mayoría relacionados con la tenencia de la tierra y el acceso a las tierras públicas. Pero también se los detectó ante la deforestación legal o ilegal, los desplazamientos forzados y el maltrato o abuso de los trabajadores rurales.
Para los investigadores, la disminución de las GTT en la región, puede tener que ver también con un cambio en la estrategia productiva o comercial de las grandes empresas de agronegocios que ahora estarían concentrando su interés en la adquisición de los productos generados en campos no propios, focalizando su participación en las etapas de comercialización y exportación de esta cadena global de producción. Sin embargo, afirmaron que otros factores locales, regionales y globales pueden estar afectando este fenómeno.
Esta reducción en las GTT “podría ser una ventana de oportunidad para la planificación y una manera de prevenir o evitar una próxima ola de acaparamiento de tierras, algo que no es imposible que ocurra una vez que el mundo se recupere de la crisis económica inducida por el COVID-19”.
Para los investigadores, “esta posible nueva ola probablemente coincidirá con un renovado impulso de los gobiernos nacionales y provinciales para aumentar las exportaciones agrícolas y contrarrestar los efectos de la crisis económica”. Y en ese sentido añadieron su convencimiento de que “cualquier iniciativa de incidencia política sobre temas relacionados con la tierra se verá legitimada y potenciada si se basa en datos rigurosos provenientes de múltiples fuentes y análisis científicos completos de la realidad local, ya que sólo así se podrá contribuir a una gobernanza responsable de la tierra basada en la evidencia y centrada en las personas”.
Encuentro para visibilizar el acaparamiento
El trabajo realizado por los investigadores salteños será presentado en la campaña de divulgación “El acaparamiento de tierras desde adentro”, organizada por el Punto Focal América Latina de Land Matrix, y apoyada por la ILC (International Land Coalition), la Plataforma Semiáridos y la iniciativa Tierra y ODS.
El objetivo de la campaña es visibilizar y mitigar los impactos del acaparamiento de tierras sobre campesinos, indígenas y afrodescendientes en América Latina y el Caribe, y se iniciará el 13 de noviembre con la exposición de Natalia Espinosa, de la Universidad Javeriana de Colombia, y Natalia Castelnuovo, de la Universidad de Buenos Aires.
EL 20 de noviembre presentará a Carmen Collado, de KU Leuven & Universidad de Amberes (Bélgica), y Marcela Alvarado de la Universidad de Quito (Ecuador).
El 30 de noviembre será el turno de Lucas Seghezzo y de Martín Pablo Simón, de FUNDAPAZ, quien hará el lanzamiento del Segundo Dossier de Land Matrix América Latina y el Caribe (más información en www.landmatrix-lac.org).
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